Cuantas veces decimos: "Te amo", y en verdad no lo sentimos. O nos ilusionamos al escucharlo, pero aunque en el fondo sepamos que capaz la otra persona no estásegura de lo que te dice, lo aceptamos, y nos seguimos ilusionando, seguimos pensando que esa persona puede llegar a ser el amor de nuestra vida. Y cuando todo se termina, nos queda aceptar que nos confundimos, que otra vez, pensamos que era en serio. Y nos recriminamos que no tendríamos que haber sido tan ciegos. Pero de nada sirve echarse la culpa, lo que tendríamos que hacer, es mirar hacia adelante, y tratar de no caer de nuevo con la misma piedra.
Y después de caer muchas veces con la misma piedra; me dí cuenta que cuando te levantás, tenés la oportunidad de correrla, de sacarla de tu camino, y que no estorbe. Pero para poder correrla, necesitás una fuerza que no siempre sale de uno mismo. Una fuerza que está en tus amigos, o en las personas que te quieren. Y que te va a ayudar a seguir tu camino, contento, y feliz.